Retrato de una persona Kapha.

Hay que pensar en la tierra y en todas sus formas diversas.
Es el planeta gigantesco en el que vivimos; el suelo oscuro, frío y dulce del que brotan las semillas. La arcilla blanda, húmeda y viscosa. La falda espesa y firme de una montaña. El valle serpenteante del río y el fondo profundo del océano.
Cambia lentamente; cuando lo hace.
Cuando hayamos sentido el abrazo sensual de la tierra, comprenderemos la belleza de Kapha.

Kapha

Una vez que emprende una tarea, avanza lentamente, sin importar el tiempo que tarde.
Su cutis es pálido, suave y ligeramente frío y pulido. Su rostro, generoso, es cuadrado o redondo y sus mejillas incitan al pellizco.
Sus labios son voluptuosos y sus ojos suelen ser pardos o azul oscuro, grandes y se esconden tras un velo de espesas pestañas.
Su cabello tiene rizos abundantes.
Su figura es rellena.
Los colores rojos y púrpuras intensos, dan calor a su piel fría.
El rubí y el granate refuerzan su energía y voluntad.
En el amor, Kapha es cauteloso, sabio, sincero y firme. Hasta puede llegar a ser un poco tímido.
Encanta por su gracia, serenidad y modestia.
Su mente es astuta.
Su dulce corazón sufre con intensidad.
Cuando se altera, se vuelve posesivo.
Le es muy difícil continuar tras una desilusión. Su estado de ánimo cambia y se hunde en la apatía y el mal humor. Su sufrimiento puede convertirse en una depresión absoluta. En esos momentos, sus modales plácidos, se convierten en pereza y embotamiento.
Cuando se aferra a su tristeza, ésta se transforma en mucosidad en el pecho y senos nasales. Sus glándulas sebáceas producen un exceso de grasa, acné quístico o eczema húmedo. El resto del cuerpo retiene líquido, produciendo una apariencia fofa.
Un masaje vigoroso con aceite caliente, un popurrí picante de eucalipto, salvia y almizcle (musk); un paseo por el bosque soleado, una manzana horneada con canela; harán maravillas para aliviar el peso de su corazón y de su mente.